Edificios

Si algo ha caracterizado desde sus orígenes al Museo de Pontevedra es su constante crecimiento, tanto de sus colecciones como de las sedes que las custodian. Actualmente, seis son los edificios que lo componen, todos ellos situados en el casco histórico de la ciudad. También todos, a excepción del más reciente, de nueva planta, son edificios históricos o incorporan algún inmueble de estas características, por lo que su rehabilitación y su uso han estado siempre unidos a esta singularidad, que los dota de belleza e historia.

Edificio Castro Monteagudo

El edificio escogido para albergar los fondos del Museo fue una casa del siglo XVIII situada frente a la plaza de A Leña, concretamente el número 12 de la calle Pasantería, propiedad de Casimiro Gómez Cobas, a quien se le compró en mayo de 1928. La casa había sido construida en 1760 como vivienda de José de Castro Monteagudo, primer auditor en la provincia marítima de Pontevedra, de quien toma su nombre.

En su historia, además de vivienda y museo fue también, en el bajo, el local comercial La Imperial, la casa de comidas La Flor y el taller de carpintería de Rarrá; en el primer piso, la Escuela Unitaria de Niños; y en la parte del actual jardín con balaustrada, una cuadra de cerdos.

En su restauración intervino de manera decisiva el artista y patrono fundador, Alfonso Daniel Rodríguez Castelao, como testimonia la correspondencia que sobre este asunto mantuvo con otro de los patronos, Francisco Javier Sánchez Cantón, por aquel entonces subdirector del Museo del Prado. La mayoría de sus ideas fueron tenidas en cuenta por el arquitecto al frente del proyecto, Juan Argenti Navajas.

Algunos de los cambios más destacados que le confirieron su aspecto actual al edificio fueron la construcción de un pequeño patio ajardinado, decorado con la balaustrada procedente del palacio de los condes de San Román; la construcción en 1943 del puente de piedra que lo comunicó con la nueva sede, el pazo vecino de la familia García Flórez; la reforma completa de la planta baja en 1951, por Robustiano Fernández Cochón; y, en 1955, la construcción de la actual torre.

Actualmente permanece cerrado para su rehabilitación.

Ruinas de Santo Domingo

Se trata del edificio más antiguo de los seis que forman el Museo. Está constituido por los restos de la antigua iglesia y del convento dominico de la ciudad, fundado hacia 1282, aunque lo que se conserva —la cabecera de la iglesia de cinco ábsides, excepcional en el gótico gallego, parte del muro sur de la iglesia y la entrada a la sala capitular— se corresponde con las obras realizadas a partir de 1383.

El convento se cerró el 8 de diciembre de 1836 debido a la ley de exclaustración. Fue entregado a la Junta de Enajenación de Edificios y Efectos de los Conventos Suprimidos de la Provincia de Pontevedra, la cual, a su vez, lo cedió en usufructo al Ayuntamiento para instalar una casa asilo. Durante el siglo XIX también tuvo otros usos, como cárcel de mujeres, hospicio, casa cuartel de la Guardia Civil, escuela de párvulos o caja de quintos.
En 1846, debido a su estado ruinoso, las autoridades municipales inician el proceso de derribo y reutilización de la piedra en varias intervenciones urbanísticas, como la pavimentación de las calles. Nuevos derribos sucederían en 1880 y en 1886 por parte del Ayuntamiento, que no cesaba en su empeño, pero de nuevo serían interrumpidos por la intervención de una parte de la ciudadanía pontevedresa y, en especial, de la figura de José Casal y Lois y de la Comisión Provincial de Monumentos.
Salvado de la demolición, en 1894 se cedería a la recién creada Sociedad Arqueológica de Pontevedra, que lo había elegido como el lugar idóneo para instalar su museo.

El 14 de agosto de 1895, las Ruinas de Santo Domingo fueron declaradas Monumento Nacional, con lo que se convirtieron en el primero de Galicia junto con la colegiata de Santa María la Real del Sar, en Santiago de Compostela.

Tras la muerte de Casto Sampedro y Folgar, el 8 de abril de 1937, y la consecuente extinción de la Sociedad Arqueológica, las Ruinas de Santo Domingo y todos los fondos que albergaban se incorporaron definitivamente al Museo de Pontevedra y se convirtieron, así, en la segunda sede de la institución tras el Edificio Castro Monteagudo.

En la actualidad, además de los restos arquitectónicos y escultóricos conservados del complejo conventual, se expone una interesante muestra de escultura funeraria, con sepulcros nobiliarios y laudes gremiales, y la colección de heráldica.

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Edificio García Flórez

Se trata del pazo construido a finales del siglo XVIII por Antonio García Estévez Fariña y su esposa Tomasa Suárez Flórez, para lo cual se aprovechó y respetó otro pazo anterior de menores proporciones.

Es una casa señorial urbana con pórtico de tres arcos sobre columnas en su fachada principal, en la que se sitúa un gran escudo rematado con las armas de esta familia. En el lateral que da a la calle Pasantería ofrece una distribución de huecos escalonada, que marca el ritmo de las escaleras del interior.

En el momento de ser adquirido para el Museo, los dos pisos estaban alquilados al Ayuntamiento y el bajo a la viuda de Paz Vidal como almacén de su funeraria. Entre 1881 y 1930 fue la sede de la Escuela Normal de Maestras y, a comienzos de los años treinta, el primer piso pasó a albergar la Escuela Graduada de Niños y el segundo la vivienda de su director.

Para su adecuación para sede de Museo, las reformas exteriores fueron mínimas: se retiró el enlucido del exterior y se construyó el puente que lo uniría con la primera sede del Museo a través de una ventana convertida en puerta, entre otras cosas. En la fachada principal y sobre las esquinas del tejado se colocaron las esculturas de la Esperanza y la Fortaleza, procedentes de la portada del palacio de los condes de San Román, salvaguardadas por la Sociedad Arqueológica.

Las reformas en el interior afectaron sobre todo a la división y la distribución de espacios en el primer y segundo piso para adaptarlo a las necesidades expositivas y se inauguraron el 15 de agosto de 1943. Tres años después, en 1946, se modificó sustancialmente el bajo para la exposición de elementos arquitectónicos de interés histórico-artístico ajenos al edificio y la instalación de la reconstitución de la cámara de oficiales de la fragata Numancia.

Actualmente permanece cerrado para su rehabilitación.

Edificio Fernández López

Es un edificio de nueva planta pensado ex profeso para fines museísticos, con la incorporación y conservación de viviendas históricas del siglo XVIII. Las primeras fueron dos casas, la número 10 y la número 8 de la calle Pasantería, que se compraron junto con el solar anexo a la última. El 7 de abril de 1962 se iniciaron las obras, gracias, en buena medida, a la generosa aportación económica del empresario y filántropo José Fernández López, que le da nombre al edificio por acuerdo unánime del patronato.

El 25 de abril de 1962 se aprobó el proyecto definitivo para su construcción, que se prolongó hasta finales de 1965.

El edificio de nueva planta, a base de sillería de piedra, cuenta con bajo, dos pisos y soportales sobre pilares cuadrangulares en parte de la fachada principal, que mira hacia el Edificio Castro Monteagudo y en la que se instaló un escudo de la ciudad. Esta fue remodelada en 1972, al añadir en los soportales los arcos sobre semicolumnas procedentes del pazo de los marqueses de Leis de Campolongo.

La casa número 8, a pesar de ser integrada en el nuevo edificio, recibió un tratamiento individualizado, ya que se mantuvo su fachada primitiva hacia la calle Pasantería, gracias a lo cual se puede apreciar en el dintel de la puerta del balcón del primer piso una inscripción con la fecha de 1714. Se siguió el mismo criterio para la incorporación de la casa número 6 en 1976, aunque en los años noventa, con una nueva y definitiva ampliación, tras comprar las casas número 4 y número 2, el planteamiento fue algo novedoso. Los arquitectos Celestino García Brañas y Javier Reboredo, autores de esta última ampliación inaugurada el 2 de mayo de 2003, conjugaron tradición y modernidad, respetando las fachadas con sus huecos, pero incorporando nuevos volúmenes y materiales en la parte del jardín, en la que destacan las estructuras acristaladas y la cubierta de cobre.

A día de hoy, el Fernández López es, fundamentalmente, el centro administrativo del Museo y la sede de su archivo, de su biblioteca y de su sala de investigación.

Edificio Sarmiento

Construido entre 1685 y 1714 en estilo Barroco bajo la dirección del arquitecto gallego Pedro de Monteagudo, el Edificio Sarmiento se levantó como sede del Colegio de la Compañía de Jesús junto a su iglesia, la actual parroquia de San Bartolomé.

Su fachada principal da a la calle del mismo nombre, Sarmiento, realizada en cantería de sillares de granito. En su sencillez de líneas destaca la portada adintelada en el ángulo más próximo a la iglesia, decorada con placas y pilastras y sobre la que figura el escudo del rey Carlos III, responsable de la expulsión de los jesuitas en 1767.

En el interior son dos las zonas más destacadas: el claustro de dos plantas y la suntuosa escalera pétrea que comunica la planta baja, de fuertes y hermosas arcadas en la zona este, con el primer y segundo piso, firmada por el arquitecto Isidoro López y fechada en 1722. Al edificio se le añadió posteriormente la parte que da a la calle Padre Amoedo con una fábrica de menor calidad.

Tras la expulsión de los jesuitas, el colegio fue sede de las más variadas empresas: las escuelas de Primeras Letras y Latinidad, patrocinadas por el Ayuntamiento, la fábrica de tejidos de los hermanos Lees, almacenes o el primer instituto de la ciudad. Entre 1903 y 1974 estuvo ocupado por el Hospicio y por la Inclusa, unificados bajo el nombre de Hogar Provincial en 1955.

No será hasta 1978 cuando el Ministerio del Interior autorice la cesión del inmueble al Museo de Pontevedra y en 1979 se iniciarían las obras, según proyectos de los arquitectos Ricardo Aguilar Argenti y Rafael Fontoira Surís. Aunque en septiembre de 1981 se celebró en el claustro una exposición de grabados de Goya, la inauguración definitiva tuvo lugar el 11 de agosto de 1984. Sin embargo, su aspecto actual se debe a la intervención que se acometió a partir de 2008, bajo el proyecto de Eduardo Pesquera y Jesús Ulargui, e que se inauguró el 21 de agosto de 2013.

En sus salas permanentes se exponen los fondos arqueológicos de la prehistoria y la Antigüedad, las colecciones de loza de Sargadelos, cerámica de Pontecesures, una selección de los alfares nacionales más representativos (Manises, Paterna, Sevilla, Toledo y Talavera) y la colección Sánchez Mesas-Fernández de Tejada, de arte español contemporáneo y asiático-oriental.

Edificio Castelao

El Edificio Castelao es el único del conjunto construido íntegramente de nueva planta y pensado desde su origen como museo. Emplazado en el solar que antaño ocupó la huerta del Colegio de los Jesuitas, detrás de la iglesia parroquial de San Bartolomé y del Edificio Sarmiento, sustituyó a una edificación previa de la primera mitad del siglo XX, levantada como una ampliación del Hogar Provincial.

Para la elección del nuevo proyecto, la Diputación Provincial convocó un concurso de ideas en el que resultó elegido el de los arquitectos Eduardo Pesquera y Jesús Ulargui. Las obras comenzaron en el 2004 y finalizaron en el 2007, y su inauguración definitiva fue el 4 de enero de 2013.

El edificio consta de seis pisos y una superficie de 10.000 metros cuadrados, dedicados a salas de exposiciones permanentes y temporales, talleres de restauración y montaje, salas de reserva, cafetería, un auditorio y varios espacios multifuncionales.

Está organizado en dos bloques bien diferenciados: uno acristalado, que une el Edificio Castelao con el Edificio Sarmiento a través de unas pasarelas voladas, y un segundo bloque de aspecto compacto y pétreo al exterior, en el que se encuentran las salas de exposición.

En los veintitrés espacios en los que se muestra la colección permanente se puede recorrer la historia y el arte de Galicia desde la Baja Edad Media hasta la contemporaneidad, en un diálogo paralelo con el arte español de otras regiones. Algunas de las obras más representativas son de la autoría de figuras como Alfonso Daniel Rodríguez Castelao, a quien debe su nombre, Maruja Mallo, Joaquín Sorolla, Ramón Casas o Fernando Álvarez de Sotomayor, entre otras.

Convento de Santa Clara

La última sede en incorporarse al Museo de Pontevedra es el convento de Santa Clara. Se trata de un conjunto de edificaciones y espacios exteriores que cubren un área de más de 12.000 m2 en el centro de la ciudad. Lo forman la iglesia, las dependencias conventuales, una amplia zona de huerto y jardines, y otras pequeñas edificaciones.

Fundado en 1271, fue hogar de monjas clarisas hasta diciembre de 2021, cuando lo adquirió el Ayuntamiento de Pontevedra. Más tarde, en enero de 2023, se lo cedió a la Diputación de Pontevedra para que pasase a formar parte del Museo de Pontevedra. El hecho de ser un espacio de clausura situado en la localidad hizo que sobre él existiesen leyendas y misterios. Ahora la ciudadanía ha tenido la oportunidad de conocerlo en visitas guiadas y en las actividades que el museo y el Ayuntamiento han programaron en su iglesia.

Santa Clara fue cambiando a lo largo del tiempo. Algunos de sus elementos arquitectónicos más destacados son de origen medieval, como el reconocible ábside gótico de la iglesia, que data de 1362. Entre los siglos xvi y xviii sufrió importantes modificaciones y ampliaciones que le confirieron, en gran parte, su aspecto actual, a pesar de otras alteraciones realizadas en fechas más recientes.

En el exterior de la iglesia destacan los arcos apuntados de estilo gótico de la cabecera, la representación del juicio final en las arquivoltas de la puerta principal, los modillones con figuras animales y humanas, y la serie de escudos de familias vinculadas al convento. En el interior sobresalen el retablo del altar mayor (de estilo churrigueresco), las tumbas de figuras situadas en los laterales, los coros alto y bajo, y el órgano barroco.

En el espacio conventual llaman la atención la portería, que comunica con el exterior a través de un torno, y el claustro, que tuvo tres lados, de los que solo conserva dos. Otros espacios relevantes son los locutorios, las celdas, la sala capitular, la bodega y el antiguo refectorio.

La Diputación ha realizado un estudio arqueológico e histórico-artístico para conocer mejor la historia y la evolución del convento. Sobre esta base se realizará el proyecto de rehabilitación del conjunto a través de un concurso internacional de proyectos que ya está en marcha. Junto a los usos que se definan en su integración en el museo, está previsto que el huerto y los jardines del convento se abran para el uso y disfrute de la ciudadanía y que la iglesia se mantenga como salón de actos.