Retablo de Belvís
Este retablo debe su nombre al lugar para el que fue realizado, la iglesia del convento de Santa María de Belvís, de Santiago de Compostela. Su importancia radica en que se trata del único retablo de época medieval pintado sobre madera que ha llegado hasta nosotros en el ámbito gallego.
A pesar de la falta de pericia de su autor, su excelente conservación, su singular estructura, la historia que narra y la recuperación de su texto original en lengua vernácula gallega, lo dotan también de trascendental importancia a nivel peninsular. Vinculado al estilo gótico lineal, su estructura responde a la tipología pentagonal desarrollada en la Corona de Castilla durante los siglos XIII-XIV, de la que se conservan pocos fragmentos.
De arriba abajo y de izquierda a derecha el retablo narra la leyenda de san Acacio y los diez mil mártires del Monte Ararat, santo que gozó de gran devoción en Europa durante la Edad Media y cuyo culto en Galicia se documenta ya en el año 1288. Hoy su historia se muestra incompleta debido a las pérdidas que la pieza sufrió en sus laterales y en la parte inferior.
A la importancia histórico-artística del retablo hay que añadir lo singular de su desaparición y feliz hallazgo en el año 2005 en una colección particular. Se conocía su existencia por una fotografía en blanco y negro realizada a propósito de su participación en la Exposición Regional Gallega de 1909, pero estaba en paradero desconocido desde 1944.
Tras su hallazgo, y por generoso depósito de sus actuales propietarios, desde el año 2010 se expone al público en el Museo de Pontevedra. Actualmente se puede contemplar en el Edificio Castelao junto a otras obras relevantes de la época.
Ficha Técnica
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La leyenda de san Acacio y los diez mil mártires del monte Ararat es la historia de una conversión colectiva que se sitúa en el siglo II d.C. Toda una serie de incoherencias históricas hacen dudar de la existencia de este personaje, que parece más bien la invención de un texto apócrifo de los tiempos de las Cruzadas.
Cuenta la leyenda que Acacio fue un general romano que, unas horas antes de enfrentarse a un enemigo muy superior, fue animado por un ángel a profesar la fe cristiana. Él y su ejército se convirtieron, venciendo en la batalla, sin embargo, fueron juzgados por traición por los emperadores Adriano y Antonino, quienes los condenaron a muerte por no renunciar a su fe.