Paisaje con río, castillo y escena de pescadores
Este hermoso paisaje es una obra de juventud del más grande pintor del Romanticismo español, Jenaro Pérez Villaamil (Ferrol, 1807-Madrid, 1854). En esta composición tan escenográfica encontramos varios de los elementos característicos de sus paisajes idealizados: amplios espacios, juegos de luces en cielos diáfanos, montañas abruptas, desfiladeros, flora agreste, escenas cotidianas con pequeñas figuras, puertos, ruinas, edificios monumentales… detalles muchas veces tomados del natural, otras, pura fantasía, que acababa de construir pintando en su estudio.
La pincelada minuciosa, ligera y firme en la representación de los detalles, contrasta con otra más amplia y matérica, por ejemplo, en la captación de las nubes. En ellas también destaca la calidez de los tonos rosas y dorados, que serán una característica habitual en su pintura plenamente romántica, de la que el Museo posee varios ejemplos.
Nacido en Ferrol en 1807, Jenaro Pérez Villaamil se inició en el dibujo junto a su padre, profesor de Topografía y Dibujo en el Colegio Militar de Santiago. Su familia se trasladó a Madrid cuando él tenía doce años, y en su juventud abandonará la vida militar por los pinceles. Será en su estancia en Andalucía cuando quede impactado por el paisaje romántico del escocés David Roberts, cuyo estilo ya nunca abandonará.
En 1837 ya gozaba de gran popularidad, llegando a ocupar importantes cargos académicos y recibiendo altos reconocimientos nacionales e internacionales. Sus incesantes viajes por Europa y España acabaron debilitando su salud, dejando una amplia producción de dibujos, pinturas y litografías. De esta técnica es uno de sus trabajos más conocidos, su álbum España Artística y Monumental (1842-1850).
Ficha Técnica
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En la misma sala en la que se puede contemplar esta obra y en la contigua, se exponen varias pinturas y dibujos del autor, así como de otros artistas contemporáneos representantes de dos de las más importantes escuelas románticas de la época, la madrileña y la andaluza.
Son un magnífico ejemplo de la nutrida colección de pintura del siglo XIX que posee el Museo de Pontevedra que, además de al Romanticismo, nos acerca también al Realismo, el otro estilo que surgió con fuerza a partir del tercer cuarto de siglo, con paisajes como los del maestro Carlos de Haes o los de los gallegos Serafín Avendaño o Alfredo Souto, entre otros.