Jeroglífico dedicado a la Inmaculada Concepción

30/11/2011
Museo de Pontevedra

Coincidiendo con la festividad de la Inmaculada Concepción presentamos una estampa expuesta en la sala de grabados compostelanos del edificio García Flórez que muestra un jeroglífico dedicado a esta advocación mariana, de autoría anónima del siglo XVIII.Centrando la escena aparece la Virgen, que apoya sus pies sobre un coro de cabezas angélicas rodeado de un creciente lunar. María sostiene con su mano derecha un pequeño estandarte en el que figura la inscripción Doctor Subtilis Scotus, mientras que con su mano izquierda sujeta reciamente unas riendas, en las que se leen las inscripciones PHILIPOUS QUARTUS y ORDO SERAPHICUS, dominando con ellas a una serpiente alada con cabeza de dragón. La serpiente lleva en su boca dos llaves cruzadas de las que cuelga una cartela con la inscripción ALEXANDER SEPTIMUS.

La escena tiene lugar ante un fondo paisajístico urbano, mientras que en el lado derecho se representa el episodio del pecado original, y rematando el conjunto una gran cartela con la leyenda SENTADA YA MI PUREZA / CON ESTE NUEVO BOCADO / DEL ANTIGUO HE DESCUIDADO.

Pasamos a analizar y a descifrar este interesante jeroglífico, y lo primero que hay que indicar es que el origen del culto a la Inmaculada Concepción surge en la Edad Media, pero su aprobación como dogma de fe no tuvo lugar hasta el año 1854. El culto a la Inmaculada plantea que María fue reservada por Dios, antes de la creación, libre de la mancha del pecado original, de ahí que, junto a María se represente esta escena. Esta es la base de lo que finalmente se aprobó en 1854 como dogma de fe por la Bula Ineffabilis Deus promulgada por Pio IX, pero ya desde los inicios de este culto van a surgir dos posturas enfrentadas, la de los defensores y la de los detractores. Fue Santo Tomás de Aquino uno de los grandes nombres en contra de esta devoción, y frente a él, Duns Scoto, el primer gran defensor a quien alude el pequeño estandarte que porta María en su mano derecha con la inscripción Doctor Subtilis Scotus, el Doctor Sutil, como se conoció a este Beato franciscano.

Desde su fundación por San Francisco de Asís, la orden tuvo en esta devoción una de sus muchas señas de identidad, lo cual explica que en una de las riendas aparezca la inscripción Ordo Seraphicus, puesto que la orden franciscana es conocida también con la denominación de Orden Seráfica. El arraigamiento tan profundo de su culto explica que en muchos de sus conventos se constituyesen cofradías en su honor, como es en el caso de Pontevedra, donde hacia 1561 se fundó la Congregación de la

Purísima Concepción y Misericordia. Con el paso de los años, el culto a la Inmaculada fue en aumento, pero seguía sin tener un reconocimiento oficial por parte de la Santa Sede, y las disputas teológicas iban creciendo.

Ya en época moderna, la corona española jugó un papel crucial en la defensa inmaculista, y así, en 1644, Felipe IV declaró la Inmaculada fiesta de guardar en todos los territorios del Imperio español. Esto justifica que en una de las riendas que sujeta María aparezca el nombre de Felipe IV en relación al papel desarrollado por la monarquía española en defensa del culto, y como agradecimiento a la Iglesia española, en 1864 la Santa Sede le otorgó el privilegio de poder vestir en las celebraciones litúrgicas de ese día la casulla de color celeste.

Las fuertes disputas entre maculistas e inmaculistas llevaron al Papa Alejandro VII a promulgar la Bula Sollicitudo Omnium Ecclesiarum, del 8 de diciembre de 1661, en la que, sin aprobar este culto como dogma de fe, lo favorecía y promovía. Por ello, la serpiente situada en la parte inferior de la estampa porta en la boca las llaves símbolo del papado de las que cuelga el nombre de Alejandro VII.

Por último, la inscripción de la parte superior es un resumen de la lectura desglosada del jeroglífico, según la cual el nuevo bocado que asienta la pureza mariana es en realidad la Bula de Alejandro VII, mientras que el antiguo bocado descuidado alude a los esfuerzos en la defensa de este culto del Doctor Sutil, Duns Scoto.

José Luis Ageitos Míguez

Gabinete Didáctico