Un cuadro del Museo para el día de San Martín

11/11/2014
Museo de Pontevedra

Martín era un soldado romano que vivió entre el 316 y el 397. Un día en Amiens (Francia) pasó ante un mendigo que estaba casi desnudo, entonces Martín cortó la capa con su espada y le dio la mitad al mendigo.

Este instante es el representado en esta tabla de finales del s. XV que es una de las principales obras de la colección de pintura gótica que se expone en el edificio Castro Monteagudo del Museo de Pontevedra.

La obra era el tablero central de un retablo desaparecido dedicado a este santo que se hizo muy popular en la Edad Media. Junto a ella se exponen tres cuadros más pertenecientes a este mismo retablo. En dos de ellos se narran dos instantes de la vida de Martín, una vez convertido al cristianismo: Martín como obispo oficiando una misa y la muerte de Martín. En el tercero, que remataría el retablo, se representa una crucifixión.

Todos estos óleos son inmejorables ejemplos para observar cómo los artistas en otros tiempos narraron con imágenes historias religiosas que les encargaban previamente. Por esta riqueza iconográfica, a la que hay que añadir la estilística y técnica, la obra que nos ocupa tiene un valor didáctico muy destacado, y resulta muy apropiada para las visitas del alumnado de la enseñanza obligatoria centradas en la pintura del fin de la Edad Media y de la Edad Moderna.

Ante ella se pueden observar o comentar aspectos como: la pertenencia de esta obra a un retablo y su función, los diferentes tamaños de los personajes, los anacronismos históricos de la representación (Martín como un noble del s. XV con vestiduras lujosas, estribos para montar que no existían en la antigüedad… ), la textura y relieve que presenta la capa pictórica por el empleo de pasta de yeso, la utilización de pan de oro, la arquitectura del fondo y su representación en perspectiva, la espada y la capa como atributos de Martín y la gran importancia de esta última como una reliquia medieval muy valorada.

Los investigadores que estudian esta obra la sitúan como una producción de la Escuela Aragonesa de finales del s. XV, se atribuyen principalmente al Maestro de Villarroya.

José Manuel Castaño García