La Real Provisión sobre el escudo del pazo de Mugartegui

19/05/2011
Museo de Pontevedra

En una de las plazas más emblemáticas del casco antiguo de Pontevedra se levanta el Pazo de Mugartegui en el lugar que ya por entonces se conocía como A Pedreira. El edificio lo mandó levantar a cimentis sobre las ruinas de una vieja casa, José Manuel Valladares y Figueroa, heredero del mayorazgo y casa de Quintáns (San Esteban de Noalla), al maestro cantero Pedro Antonio Ferreiro, vecino de Muimenta. Las obras se concluyeron en 1771, dejando en la fachada del edificio un espacio destinado a la colocación del escudo de armas de la familia. Fue este elemento el detonante de un proceso judicial que terminó con la emisión de una real provisión de 1773 que se custodia en el fondo Museo (fondo Mugartegui) y que cuenta los pormenores de su historia.

El hecho es que el escudo fuera encargado a un maestro de Pobra do Deán y se trajo por mar hasta la villa. Tendría las mismas armas que figuraban en la casa de Noalla y en la capilla de Nuestra Señora la Blanca de la basílica de Santa María de Pontevedra. Los entonces procuradores síndicos de Pontevedra, Manuel Mosquera y Aranda y Manuel López Gil, que vigilaban los intereses y obligaciones de la comunidad, denunciaron que el citado José Manuel Valladares no tenía derecho a hacer uso de esas armas. En un primer momento se concedió permiso para la colocación de la labra, levantando mucha curiosidad por parte de los vecinos puesto que era, y sigue siendo, uno de los escudos más suntuosos de la ciudad. Pero los procuradores siguieron denunciando su ilegitimidad, ante lo cual el dueño del pazo tuvo que demostrar su hidalguía por medio de la presentación, entre otros documentos, de ejecutorias de nobleza de sus antecesores Leonardo Valladares Araujo (1637) y Juan Ignacio Valladares Somoza y Pradodeneira (1703). La sentencia definitiva reconoció efectivamente la condición de nobleza de José Manuel Valladares y evitó que se desmontase el escudo y fuese depositado en las dependencias del Concejo indefinidamente, tal como pretendían los citados procuradores.

Mª Jesús Fortes Alén

Archivera del Museo de Pontevedra